Los accidentes pueden ocurrir en cualquier momento y, a veces, no son únicamente el resultado de factores externos, sino que también pueden ser provocados por condiciones médicas. Es crucial reconocer que ciertas condiciones médicas pueden comprometer nuestra capacidad de conducir de manera segura. Te contamos más acerca de algunas condiciones que pueden provocar accidentes y cómo ayudar a prevenirlos.
Convulsiones:
La epilepsia y otros trastornos convulsivos pueden provocar espasmos musculares repentinos e incontrolables y pérdida de conocimiento. Si esto ocurre mientras estás conduciendo, puede provocar accidentes.
Diabetes:
Tanto tener un nivel bajo de azúcar en la sangre como un nivel alto, pueden provocar un deterioro de la función cognitiva y pérdida de conocimiento. Las personas que padecen diabetes deben controlar cuidadosamente sus niveles de azúcar en sangre y evitar conducir cuando sus niveles estén fuera de un rango seguro y saludable.
Trastornos del sueño:
Condiciones como la apnea del sueño o la narcolepsia pueden provocar fatiga y somnolencia diurnas graves. Estas condiciones pueden provocar fallos de concentración e incluso episodios de “microsueño”, provocando accidentes.
Enfermedades cardiovasculares:
Las afecciones cardíacas como arritmias o insuficiencia cardíaca pueden provocar mareos, pérdida del conocimiento o dolor en el pecho intenso que puede incapacitar al conductor.
Trastornos neurológicos:
Enfermedades como el Alzheimer o la demencia pueden provocar confusión, desorientación y pérdida de memoria. Las personas con estadios avanzados de estos trastornos deben abstenerse de conducir y solicitar apoyo de alguien más para transportarse.
Deterioro de la visión:
Ya sea debido al envejecimiento, cataratas u otras afecciones oculares, estas condiciones pueden reducir significativamente la capacidad del conductor para ver y reaccionar ante los peligros de la carretera.
Tomar conciencia de nuestra propia condición de salud es primordial para mantenernos seguros si vamos a conducir. Los chequeos periódicos, el cumplimiento de los tratamientos y la comunicación abierta con tu doctor, pueden ayudarte a tomar decisiones informadas sobre tu capacidad para conducir. No es solo una cuestión de seguridad personal sino también de la seguridad de los demás en los caminos.